Carta desesperada de un logista : PANTA REI

06 diciembre 2007

Carta desesperada de un logista


Lubango, 3 de diciembre de 2007


Queridos Vicente, Gabriel y Nadia,

Desde tierras lubanguesas os transmito una breve pero importante información que espero toméis en consideración, si más no, en nombre de los valores humanitarios que mueven vuestra acción… y más que nada para no tener que recordaros el código ético que firmasteis en su día.

Sólo quiero que sepáis que durante vuestro periplo alrededor de Huíla, y ahora en dirección a Chipindo, os acompaña alguien muy especial para mí. Nada tendría de especial si no fuera por el estado de desolación y soledad en el que ha quedado sumida mi vida tras su marcha, una marcha, por otro lado, muy meditada a la luz de la luna durante inolvidables noches de conversa y conocimiento mutuo.

Sólo os pediría un favor que no dudo me concederéis. De entrada, quiero que no la juzguéis por su aspecto. Sé de buen grado la apariencia de dejadez, suciedad y maltrato que a simple vista se le puede detectar. No obstante -y eso no se lo expliquéis a ella, por favor os lo pido-, quiero que sepáis que ha tenido una vida muy dura y para nada fácil, una vida que otras muchas como ella no habrían soportado ni siquiera una milésima parte. Ella supo sobrevivir y reponerse a los golpes que la vida te suele dar en estas latitudes.

La vida en Angola no es fácil, como ya sabéis, y menos en el mato. Lo último que querría es que la hicierais sentir culpable por haber yacido en tantos lechos, por haber pasado por tantas manos, por haber colmado los deseos más oscuros de tantos y tantos desconocidos. Ni de lejos fue culpa suya sino del simple y trivial hecho que cada uno de nosotros estamos condicionados por nuestra procedencia social, si bien no determinados. Ella nació en el seno de una familia muy dada a la criminal e inhumana tradición de vender a sus hijas al mejor postor. Cuando su dueño moría o simplemente se iba con otra más joven y más moderna, su familia la vendía a otro nuevo maltratador. Esa ha sido su historia y seguirá siendo su sino.

Sólo os digo que su marcha no fue fácil para ninguno de los dos; para a ella por tener que abandonar la seguridad que habíamos conseguido construir entre los dos en tan poco tiempo; para mí porque es la niña de mis ojos, la pequeña que he estado mimando y cuidando y de la que he estado reparando su maltrecho corazón con todo mi ahínco -poniendo todo el amor que aun me quedaba en la recámara, para restaurar su virginidad y hacer relucir de nuevo sus ojitos negros- cual Gepetto con su Pinocho de plástico, que no de madera.

Para acabar, recalcar sus dotes y cualidades inigualables que, una vez más os recuerdo, no se corresponden ni de lejos con el deplorable aspecto que presenta. Por todo ello, espero que cuidéis de mi pequeña computadora IBM modelo Think Pad –ahora del proyecto PEARSA Chipindo-, de mi “Negrita”, como la solía llamar yo en la intimidad, tal y como ella se merece. Sólo tenéis que pedirle con educación y paciencia todo lo que queráis y ella os dará todo lo mejor de sí. Os lo prometo.

Recibid un cálido abrazo desde Lubango,

Firmado: el Gepetto de Lubango

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1 comments: on "Carta desesperada de un logista"

mon-i-caca (o andrea) dijo...

Kins collons...i jo pensant-me que parlaves d'algú...aiiiix...
Dijous tinc les ampliacions, aviam com keden...ei, et vaig notar content osti, em va fer ilu xerrar amb tu (tot i el retard - en anglés "retard" vol dir tonto, de fet és el q deviem semblar!!). ptnts mil**