THE SOCI(OLOGIC)AL NETWORK : PANTA REI

07 marzo 2011

THE SOCI(OLOGIC)AL NETWORK

Una tarde de domingo cualquiera, en un hotelucho de Mozambique cualquiera.

Acabo de ver 7 minutos y 44 segundos (la intro, vamos) de este hasta hora bodrio de película, The Social Network, independientemente de lo que pueda pasar durante el resto de la hora y 53 minutos siguientes. En este momento el tipo se encuentra en el umbral de lo que parece ser una residencia de estudiantes (creo, ahora lo descubriré) y hasta el momento sólo he visto a un supuesto genio (un novato de nombre impronunciable) vistiendo una sudadera fea a rabiar con las siglas CAP, arruinando su vida social en un pub con nombre de risa por culpa de su supuesta pedantería o genialidad o incomprensión, qué se yo y, tras superar el susto inicial de ver aparecer en los créditos a Justin Timberlake, corriendo por lo que parece ser el campus de esa tal CAP y cruzándose con, veamos: un tipo en un callejón (nada a comentar sobre él, un callejón normal, pues sobre el tipo no me voy a aventurar, por esta vez); una chica cool con su flequillo al viento, botas negras y faldita a cuadros, la protagonista de cualquier canción romántica universitaria al estilo Ismael Serrano, pasando por un parking de bicicletas (universitario equivale a bicicleta, qué estereotipo por Dios); ahora otro tipo con una bicicleta y chaquetón negro hasta la rodilla bien elegante (el sueño de cualquier madre para su hija) que pasa junto a dos tipas cargando con sendas bolsas de plástico (en las que yo imagino que llevan el botellón para el fiestón de esa noche en la fraternidad de turno); antes de subir por una escalinata aparece otro tipo con la mochila colgada a un solo hombro que parece el reflejo del prota este (debe ser otro novato con una con una mochila Eastpak de aquellas), pero sin esa sudadera horrenda; ahora nos aparece un tipo tocando el violín, con partitura y todo, en medio de una plaza casi desierta si no fuera por esa parejita que pasa por delante y le dedica unos segundos de atención, llevando el muchacho un monopatín (qué mal suena eso en esta era de la globalización, dejémoslo en Skate) y la muchacha una bufanda que le llega hasta debajo de la cintura (más bicicletas aparcadas al lado del tipo del violín y una pasando fugazmente); tres tipos dando patadas a una de aquellas mini pelotas (aquellas de tela rellenas de arroz o arena, cuyo nombre es algo así como Haki) con a las que juegan los asiáticos; una parejita más, llevando el chico otra Eastpak colgada a un hombro; y en eso llega a la puerta en cuestión, junto a la que se encuentra un aparcamiento más de bicicletas.

Actualización de último momento (minuto 7 con 45 segundos): parece que se trata de la archiconocida universidad de Harvard (no podía ser otra), durante el otoño de 2003 (y te lo ponen como si fuera hace mil años, tipo la Guerra de las Galaxias), es decir, hace cuatro días. Y es ahí cuando me pregunto, ¿y entonces, por qué ese tono verdeado y usado de la película, haciéndonos creer que se trata de una historia con solera, al estilo del garaje de Apple, o de Metálica?

Si no es por criticar, que si se ha de ver se ve, pero verla por verla es tontería, como decía aquel genio del gremio de los chapuzas llamado Benito, pero qué queréis que os diga, en menos de ocho minutos ya nos han vendido diez estereotipos sobre el mundo universitario americano y uno demasiado recurrente: nosotros creamos genios en nuestras maravillosas e inigualables universidades, vosotros veis las películas que hacemos sobre ellos. 

Yo no soy un genio de las punto.com, pero alguien podría hacer una película sobre mí algún día, digo yo. Seguramente en el minuto 3 ya habrían aparecido 15 estereotipos. ¿O es que os pensáis que todos los alumnos de la Facultad de Sociología nos dedicamos a fumar porros y a jugar a cartas en el bar mientras intentamos convencer al resto de que estamos realizando una práctica de observación participativa para la clase de Técnicas de Investigación IV?

Actualización de ultimísima hora: se confirman mis temores, la película es un bodrio, llena de clichés, el tipo este es un héroe más de las punto.com, y Justin Timberlake, además de viejo, gordo y feo a más no poder con el pelo largo, hace un papel deplorable como ¿el tipo del Napster? ¡Por Dios!

Actualización de la tarde de lunes posterior a la insufrible tarde de domingo: he decidido “desactivar” mi cuenta de FB. Aun no sé si eso equivale a borrar la cuenta o si FB permite salir de la red (anti)social o sólo congelarla de forma temporal. ¿Y si al final resulta que Neo tenía razón, que no hay salida? Las razones que me llevan al ostracismo cibernético se resumen básicamente a una: FB me ha conducido en poco menos de dos años al completo olvido los medios de comunicación alternativos que ofrece la aldea global. La monopolización de mi tiempo y atención por parte de esa secta social no me ha aportado nada más allá de un empobrecimiento mental. La curiosidad y voyerismo iniciales evolucionaron en exhibicionismo y más tarde en un copia-y-pega de links y comentarios puntuales e insulsos. ¿Qué estás pensando? y ¿Qué estás haciendo? fueron las únicas aportaciones a mis “amigos”, y eso porque no podía simplemente escribir cuántas pajas me estaba haciendo.

R.I.P. a FaceBook.

Selecciona ‘Me Gusta’ si te ha parecido interesante este post.
leer más...