Absorta en sus pensamientos mientras cebaba su chimarrão, Alejandra no reparó en la lenta aproximación de Martín por su espalda, quien siempre llegaba acompañado por aquel sigilo que caracterizaba todos sus movimientos.
De repente y sin previo aviso un chasquido de carbón incandescente, proveniente del churrasco que Alejandra preparaba para el almuerzo, apagó su grito cuando su cuerpo se erizó al sentir la leve caricia de Martín en su nuca y el roce de aquellos tibios labios en su hombro derecho.
Dejaron que la modorra de la tarde hiciera su trabajo asimilando aquella carne de vacuno gaucha. Se durmieron uno encima del otro y sólo caída la noche salieron de nuevo a caminar por las desiertas calles de Porto Alegre.
2 comments: on "En Tierra Gaucha: Río Grande do Sul"
Q wai! Com diu el petit príncep..."has sortit guanyant pel color del blat" (com a poc). Disfruta-ho TOT*
O sigui...que vas chichar
Publicar un comentario